Jovem campesino, 1960 - Anuário para a Juventude Rural das Américas - FORD 1960. |
"Assim, na juventude, é de grande importância serdes livres, não apenas conscientes, mas também profundamente, no vosso interior; que estejais inteirados de vós mesmos, ao perceberdes as influências que vos dirigem ou dominam; sempre dispostos a investigar, a nunca aceitar coisa alguma; sempre indagando, sempre revoltados." - Krishnamurti
Al alcanzar el ANTROPOCENO (término
evolucionado de la Noosfera, acuñada por Theillard du Chardin, Wladimir
Vernadsky y Edouard LeRoy en 1922), el Premio Nobel Paul J. Crutzen buscó
demostrar la capacidad de los humanos para comprometer la atmosfera del planeta
y los consecuentes riesgos advenidos para la Vida. Vida que no existe sin la
energía de los alimentos, que antes se subentendía, era producida por la
Agricultura, pero hoy día eso también es cuestionado.
Para comprender lo que es la agricultura, se
necesita decir que ella no existe en la naturaleza, pues es creación de un
grupo de especies denominadas “ultrasociales”, que producen los alimentos que
necesitan en el espacio de la naturaleza. Los seres ultrasociales más antiguos
son las termitas quienes existen desde hace más de 300 millones de años,
cronológicamente, siguen las hormigas arrieras hacen más de 130 millones de
años, las abejas melíferas hace más de
60 millones de años, y más recientes algunos topos. Las mujeres desarrollaron
hacen más de diez mil años lo que nos incluyo en esa clase especial de seres
vivos. Es imprescindible leer “La Naturaleza” de J.W. von Goethe para percibir
que la agricultura existe mientras el tiempo humano ocupe su espacio, ella
regresa a sus orígenes cuando finalizan las acciones ultrasociales.
Mutatis mutandis, en los últimos treinta años el sustantivo agricultura
perdió fuerza y dos neologismos inundaron el mundo: “Agroecología” y “Agronegocios”,
con la intención de que fueran percibidos y adoptados como antagónicos.
La
agricultura, palabra del latín “agri” referente al campo y, “cultura” respecto
a cultivar, es un acto social inherente a hombres y mujeres que ha modificado
su praxis y paradigmas a lo largo de la historia dependiendo de las condiciones
climáticas, geográficas, topográficas, económicas, socio-políticas y
culturales, respondiendo a los diferentes modelos estructurales según el
contexto. Lo anterior muestra que sería imposible la existencia de una visión
única del desarrollo de la agricultura todo lo contrario, el desarrollo de la
agricultura es diverso y contextual. A
pesar de ello se impone una visión hegemónica que se convierte en violencia
estructural sin que percibamos sus raíces originales por los intereses del
poder y su consolidación cotidiana cada vez con mayor énfasis. En la moderna encyclopedia “Wiki”,
en ingles es posible leer la definición de industria de alimentos (The Food Industry is a complex, global collective
of diverse businesses that supplies most of the food consumed by the world
population. Only subsistence farmers, those who survive on what they grow, and
hunter-gatherers can be considered outside of the scope of the modern food
industry, that includes:
Agriculture: raising of crops and livestock,
and seafood.
Manufacturing: agrichemicals, agricultural
construction, farm machinery and supplies, seed, etc.
Food processing: preparation of fresh products
for market, and manufacture of prepared food products.
Marketing: promotion of generic products
(e.g., milk board), new products, advertising, marketing campaigns, packaging,
public relations, etc.
Wholesale and distribution: logistics,
transportation, warehousing.
Foodservice (which includes Catering).
Grocery, farmers' markets, public markets and
other retailin.
Regulation: local, regional, national, and
international rules and regulations for food production and sale, including
food quality, food security, food safety, marketing/advertising, and industry
lobbying activities.
Education: academic, consultancy, vocational.
Research and development: food technology.
Financial services: credit, and
insurance.
Esa definición muestra cómo, lo que antes era
campo de acción de la agricultura humana, actividad ultrasocial, es ahora un
terreno dominado por sectores poderosos involucrados en ella, a través de la
violencia estructural, de bloquear y destruir la conciencia social, de negar su
interdependencia con el biopoder campesino en todos los rincones del mundo por
lejanos y periféricos que parezcan.
De la
misma forma que en el “Punto Cuatro” del discurso de Truman, al jurar el cargo
de presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 1949, constaban dos tipos
de agricultura: la “moderna” y la de “subsistencia”. La moderna aceptaba nos
nuevos insumos y tecnología de capital por lo que se instituía el crédito; La
de subsistencia era en nombre dado a la Agricultura Familiar de forma despectiva para que aceptara más rápidamente los créditos para adquirir insumos
y tecnologías.
El tiempo pasó, ahora tenemos dos “nuevos”
conceptos: los “agronegocios” y la “agroecología”. Antes, la agricultura
moderna domesticaba a la de subsistencia a través del crédito, la extensión
rural y la enseñanza de las ciencias rurales. Aquellos recalcitrantes que
resistieron a las políticas públicas multilaterales, internacionales y
nacionales dejaron de ser de “subsistencia”, ahora hacen parte de la
agricultura familiar agroecológica, mientras hoy ambas las dos están con la
misma finalidad reduccionista en nicho de mercado diferentes para pobres y
ricos respectivamente. Siendo que la derradera existirá hasta que las
corporaciones de la Industria de Alimentos lo permita. La expresión “burbuja de realidad” se hace
necesaria cuando se habla de agroecología en el Hemisferio Sur, pues ilustra la
distancia entre el discurso y la práctica, entre lo real y lo ideal, de países
y territorios bajo el control y el poder de la industria de alimentos que no
permite -o que redacta a su medida-, las políticas públicas.
Hablamos del agotamiento de una y el crecimiento de la otra sin embargo, lo
que ocurre en realidad es el control total de ambas, control monolítico,
ejercido por el poder de la industria (Council on Foreign Relations). El
aparente “agotamiento” de la “agricultura moderna” no significa que la sociedad
industrial necesite cambiar su modelo, sino que la forma en que ésta se
realiza, debe de adaptarse al soporte natural que no aguanta más las macro
inversiones de energía exógena, embazadas en los insumos químicos de síntesis
industrial. Es decir, cambia la matriz tecnológica que deja de ser química
industrial grosera, y pasa a ser una matriz “de vida”, biosíntesis, matriz muy
selectiva para una media docena de empresas que superan a los Estados
Nacionales y tienen capacidad para hacer inversiones superiores a mil millones
de dólares al año. El poder del, agronegocio, traducción de “agribusiness”
merece un análisis sintáctico: Agricultura es fruto del trabajo ultra social de
las especies antes citadas y es una contradicción usar la expresión
agri-business (sin ocupación) pues ella solo existe a través del trabajo y
fuera de la naturaleza. En español
“agro-negocio” tiene el mismo significado, negación del ocio. ¿A qué ocio se
refiere, si la agricultura no existe en la naturaleza y es la acción
ultrasocial la que permite la imprescindible producción de alimentos?
El matemático Carol Lewis primero y sociólogo Boaventura de Sousa Santos
después, nos llevan al espejo donde lo real y lo virtual ocupan la misma
imagen. La agro+ecología, neologismo creativo que se refleja en el espejo,
elimina el sufijo “cultura” de profundo significado en el contexto en que el
humus crea las guerras, por codicia, por civilización, por la agri+cultura
sostenida por ejércitos.
Nadie en América Latina cuestiona el agronegocio. La ex presidenta de
Argentina Cristina F. de Kirchner, intentó cobrar el pago de los costos de la
seguridad social a través de impuestos a los agronegocios y fue derrotada por
su propio pueblo, víctima de la propaganda de los medios de manipulación
masiva. El nuevo orden internacional no permitió tal cobro, lo que es un
descalabro.
Para evitar desequilibrio o visión unilateral del problema que ya nos hizo
tanto daño en la fase de “agricultura moderna” es que se crea la agroecología
sin poder, con discurso y retórica, como una bandera manipulada, manipulable e
ingenua, que es tomada por la mayoría de los movimientos sociales agrarios y
rurales en América Latina. Bandera que cuenta con su propia aristocracia
científico-intelectual, formada en el seno de universidades e institutos de
Estados Unidos y Europa, donde la esencia emancipadora del poder campesino, del
sujeto político, del actor social transformador, alcanza para scientific papers
y congresos, pero prácticamente nunca a la realidad.
Miremos hacia la educación. ¿Por qué México adopta la carrera de Ingeniería
Agroecológica, que ya tiene registro hace 25 años y en Brasil se adoptan la
licenciatura y Bachilleratos vacíos de poder? Pareciera que en México se
utiliza la misma estructura académico-administrativa junto a los cursos
tradicionales, propiciándose una transición suave e indolora, mientras que en
Brasil se crean escuelas en locales aislados y sin las condiciones materiales
mínimas como laboratorios o infraestructuras acordes con las necesidades del
curso. ¿Será para montar una farsa que satisfaga al Banco Mundial-CFR, pero sin
causar incomodidades al Agronegocio?
El gran generador de empleos técnicos de calidad en agricultura hasta las
dos últimas décadas del siglo XX era la Extensión Rural, creada años atrás por
la Fundación Rockefeller con la finalidad de capitalizar internacionalmente la
agricultura basada en el consumo de insumos y paquetes tecnológicos. (Club 4-S)
En el caso de Brasil cuando regresó la “democracia”, aquella extensión
rural fue abandonada, las grandes organizaciones y grupos contestatarios
regresaron del exilio y pasaron a crear ONGs financiadas con dinero
“indulgente” de ciudadanos de los países industrializados. Indulgentes dólares,
libras, euros, yenes, que buscan expiar la culpa inducida por las grandes
corporaciones de la mercadotecnia y los mass-media, interesados en el cambio
hacia la nueva matriz tecnológica de la biotecnología y la biología molecular
para vender los servicios de la agroecología. Es inconsciente el valor
proporcional del costo participativo de cada tarjeta, etiqueta, sello y
certificado, en el trabajo campesino (café, cacao, frutas, legumbres, etc.).
Esa es la Agroecología de ellos y no sólo en Brasil sino en México y Colombia
por dar dos ejemplos (Ne$tlé, Caca-Cola, PepsiCo, Cargill, GIZ, USDA,
JICA, así como Fundaciones,
Organizaciones y demás entes, que con dinero privado o triangulando recursos
públicos lavan la cara a los intereses y matrices hegemónicos).
Es Ortega y Gasset quien dice: “La juventud raramente tiene razón en las
cosas que niega, pero siempre tiene razón en las cosas que afirma”. Por
todo Brasil he escuchado reclamos en cuanto a las condiciones del curso y
desilusión de los alumnos. Es muy raro que se consiga éxito en la agroecología
sin un grado académico con suficiente cálculo matemático, estadística, física,
biología, fitogeografía, botánica, química, bioquímica, fitoquímica,
fisiología, etnología, pedagogía y filosofía.
Es difícil enfrentar una articulación que tiene por detrás un Orden
Internacional. En varios países de América Latina la agroecología inunda o
inundará universidades, asambleas legislativas, ministerios y congresos
nacionales, como el contra punto del agronegocio que corre suelto sin control
para la distracción, no la alegría, pues resulta útil para desviar la atención
de los más humildes y dar fe de futuro a los más jóvenes. ¡A otro perro con ese
hueso! es el dicho que debería ser empleado, pero no es así.
El resultado de la codicia del capitalismo en la agricultura industrial
moderna impuso el termino banquero de “sustentabilidad”, que en economía
significa manutención del stock de capital y la creación del neologismo
agribusiness, urbi et orbi, traducido como “agronegocios”, un término muy
contradictorio pues, como no hay agricultura en la naturaleza -como se ha
mencionado antes, ella es resultado del trabajo ultrasocial-, entonces tampoco
puede haber ocio en ella, es también donde más se roba “más valía” a través de
la esclavitud, la servidumbre, el salario y el consumo de servicios
innecesarios que quitan dignidad al campesino apropiándose de su biopoder ultrasocial.
Durante los gobiernos de Lula y Dilma en Brasil, la envidia política y la
mezquindad, condujeron al fiscal del gobierno (INPS) a cerrar la Cooperativa
Ecológica Coolméia, esfuerzo organizativo que contaba con más de 30 años de
edad y que es ejemplo en el mundo.
Los agronegocios nacionales pasan a significar la sustentabilidad sin
solución de continuidad para el abasto-suministro mundial de commodities
subsidiadas por el hambriento pueblo latinoamericano que debe abastecerse
mediante la transformación de la industria para que las quedas internacionales
de precios garanticen los negocios a través del consumo interno. Nadie quiere
darse cuenta que la acción ultra social es cotidianamente transferida del
campesino hacia la industria de alimentos. Por otra parte, la importación de
servicios quita valor a los productos y hace que los países centrales, a través
de una docena de empresas, monopolicen el comercio internacional de alimentos
de calidad. Alemania por ejemplo, siendo la mayor productora de alimentos
orgánicos-agroecológicos, su producción agrícola, pesquera y forestal genera
solamente 3% de su Producto Interno Bruto. Allá la palabra agroecología es
extraña dentro de su academia, su política y su economía sin embargo, es
importante para su comercio exterior.
Artículos como Agribusiness, peasants, lefts-wings goverment on the State
in Latin America: An review and theoritical reflections, de Vergara-Camus y Kay
(Wiley Agrarian Change, 03-01-17), resultan lecturas necesarias y de útil
discusión en todos los ambientes agroecológicos pues pueden inducir a
desviaciones ideológicas. ¿Cual es el gobierno latinoamericano que estuvo o
está realmente en el “poder”? La mayoría de ellos únicamente administraron el
gobierno o parte del mismo, respondiendo a los intereses de la oligarquía local
e internacional, del CFR, de las
agrupaciones de banqueros, de las multinacionales, de terratenientes y
mass-media. Es necesario reconocer que lejos de consolidarse un genuino “poder
de izquierda”, algunos gobiernos impulsados por organizaciones y movimientos
campesinos, sindicales, y sociales, actuaron como mecanismos de contención y
mediatización de luchas populares. También es cierto que existen gobiernos en
América Latina que a pesar de las presiones de los poderes financieros,
políticos y mediáticos mundiales, así como de limitaciones internas como el
rentismo y la enajenación de grandes sectores de la población, su existencia ha
permitido la apertura de espacios masivos de participación, organización y
formación política. Sin embargo, administrar un Estado que se ha construido y
funciona bajo las reglas del Orden Mundial dominante, difícilmente resultará
por el sólo hecho político-administrativo de “gobernar”, en el desarrollo de un
biopoder campesino creciente, sólido o de cualquier otro poder popular vivo.
Podría terminar aquí, pero vuelvo a la educación y mi reciente gira por el
Noreste de Brasil. En los últimos 30 años no se realizaron inversiones en
educación, salud, seguridad, agricultura y alimentos. Todo fue y es violencia
estructural manipulada y conducida con maestría. En este sentido, el artículo
citado es contundente: “La patente paradoja de la movilización (popular) con
propuestas a la retórica de las acciones virtuales con mucha propaganda y
publicidad inconsecuentes”. Algunas ONGs que hacían trabajo con migajas de la
indulgencia de la comunidad europea, pasaron a tener decenas de millones de
dólares del presupuesto nacional para ejecutar lo arriba expuesto como si
fueran políticas públicas. En el Sur maravilla una OSCIP de un prócer del
gobierno que recibió 2,5 millones de reales, mientras los encargados de un
departamento de economía solidaria de una incubadora universitaria disponía de
150 mil reales. Al mismo tiempo, un diputado conquistó para su grupo de apoyo
500 mil reales mediante una enmienda parlamentar al presupuesto nacional... Eso
se repitió en todas las latitudes y longitudes nacionales y de ultramar. Tuve
la oportunidad de visitar una ONG y ella pasó a tener la estructura de un
órgano federal, con más de 80 computadores, automóviles, mientras la
municipalidad local quedaba avergonzada y con atraso en el repase de sus
recursos por tener gestión independente.
Ahora los veo humillados, llorando porque dos tercios de su personal fueron
despedidos por los cortes en las dotaciones presupuestales. No hay humildad, ni
autocrítica en decir: por el gobierno desviamos propuestas y propósitos
sociales e ideológicos inherentes al pueblo, bien aprovechado por los golpistas
del CFR, Industrias y Agronegocios. Hicimos un deservicio al Bio-poder
Campesino.
Mi triste conclusión es que la agroecología es un espejo virtual de la
realidad del interés de la industria de alimentos, que ya está escondida por
detrás del espejo aguardando la orden para reflejar su imagen sostenible, vacía
de poder tan arrogante y prepotente como la agricultura moderna de las
dictaduras, pero con el humano cada vez mas deformado.
Sin embargo, a pesar de las decepciones y desilusiones, no todo está
perdido. Hay que denunciar la instrucción que se da a técnicos nacionales e
internacionales de las grandes empresas, que actúan en la agroecología para
Nestlé, Coca Cola, Cargill, Pepsi Cola y otras con desenvoltura en “upgrade”
del agronegocio ecológico.
Todo el trabajo que hice desde 1968 en la agricultura y que me costó muchos
daños económicos sociales, y otros más por la dictadura que actuó en interés de
las multinacionales de los agrotóxicos, hoy son conquistas para Nestlé, Coca
Cola, Monsanto, Bayer, etc. Los alimentos orgánicos (agroecológicos) son
ideológica y religiosamente para los más ricos, “educados” y pudientes, en esta
historia, los movimientos sociales auténticos fueron usados para la transición
de una matriz tecnológica hacia otra.
Con todo, no fuimos derrotados. Hoy día trabajamos con el BIO-PODER
CAMPESINO y en él, con ESPIRITUALIDAD que empecé a percibir en el México
multiétnico. La actividad ultra social de la agricultura impone valores
espirituales, espiritualidad campesina que no debe confundirse con misticismo y
esoterismo europeo pues es antagónica a todo ello, espiritualidad que es
resistencia. Pero ojo que ya en Holanda y Oxford University hace diez años hay
estudios sobre como introducir “espiritualidad” en el comercio de alimentos
“agroecológicos”. ¿Recuerdas del banano jarocho de Vera Cruz que jamás tendría
la competencia de los orgánicos (agroecológicos) de Nestlé Caca Cola? Ahora
parece que lo tiene. Sin embargo, a lo largo del tiempo ganamos nosotros en el
bio-poder campesino, pues anticipamos la imagen delante del espejo y ella
pierde la condición de virtual y pasa a ser real.
Lo que me deja atónito no es la falta de laboratorios y prácticas
verdaderamente agroecológica en el Hemisferio Sur, sino que su
extensión-agroecológica este siendo gestada en facultades de educación, en un
país que nunca, jamás en tiempo alguno, aplicó políticas las públicas de Paulo
Freire con el poder (y bio-poder campesino), sino únicamente con gobiernos
caricatos y desposeídos. ¿Será que estamos preparando el ambiente publicitario
para que la extensión asuma la función ultra social campesina en favor de
industria de los alimentos? ¿Donde la biotecnología escoltada por los
neo-agrónomos utilice la interface de los insumos agroecológicos de la
industria de alimentos, propalado por bachilleres y nutriólogos?
Me quedé avergonzado, no con esa realidad, sino con la ausencia de
un nacional en la bibliografía del diversionista artículo referido arriba, y
sin embargo, tenga más de diez referencias a la presidenta de Brasil. Eso
impide e induce al estudioso a ver la “burbuja de realidad virtual de laagroecología”. Callar seria ser cómplice o comparsa. No tengan miedo, recuerdo
que en los años 80 recibimos en el Sur maravilla a tres especialistas alemanes
en agricultura orgánica. Lo raro fue que ellos tenían cinco años de estudios en
la Escuela de la multinacional de agrotóxicos Hoechst y solamente un curso de 3
meses en agricultura orgánica, pero llegaban como “experts”. Con lo que vieron
uno retornó en una semana con fuerte shock cultural. La otra, de la misma
forma, retorno a los tres meses después de caer de un caballo. El último se
quedaba muy molesto con la campañas contra los agrotóxicos de su Alma Mater y
la lucidez en contra la “burbuja virtual” del GTZ-CFR...
En las Universidades ahora surgen
las cátedras de agroecología, con profesores deficientes por la formación
ortodoxa y los alumnos reclaman, por la misma visión y misión en el Orden
Internacional de la agroecología industrial con su codicia y reduccionismo,
pues lo que están haciendo es sustituir el veneno químico y fertilizante
sintético por productos bio-sintéticos de las mismas grandes empresas que
solamente sustituyen su línea de producción. Cambio lento y gradual para no
incomodar estructuralmente, en la periferia del mundo, al sabor de los intereses
centrales, que ya hace 30 años tienen en la biopiratería de la agricultura
orgánica su mercado rentable de servicios y ganancias formidables, mientas lo
que más avanza es el discurso sociológico de la Agroecología sintonizado con banderas y militancias de los
movimientos sociales ansiosos por un gobierno al envés del poder.
Pocos fueron los que montaron estrategias, organizaron la producción y
desarrollaron tecnologías para la agricultura orgánica y agroecología. La
rebeldía en el Sur de Brasil generó éxitos precoces y pioneros, pero también
fueron sofocados por la enajenación, la corrupción y el servilismo al servicio
del poder del gran capital internacional y aquellas ansias de “gobierno”. Eso
vivimos.
La “Agroecologia del U.S State Dept.” se tornó en un fuego de paja que se
alastra sin conservación de energía o producción de calor, pero prepara
corazones y mentes para las grandes empresas, pues no hay políticas públicas de
genuino biopoder campesino.
Con todo, el valor de la comida de alta calidad es hoy día, superior a 200
mil millones de dólares/año, comida exclusiva para la elite en contradicción
con discursos y aparentes utopías, mera distopía al servicio de la Eugenesia de
Spencer, Hitler y otros.
Fundação Juquira Candirú Satiagraha
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